‘The
Thief and the Cobbler’ es un largometraje de dibujos animados que Richard
Williams dirigió entre principios de 1960 hasta 1992. Treinta años de
dedicación para crear según palabras de su director ‘algo nunca visto’, su ‘obra
maestra’ tras una profesión de cuarenta años que Williams describe como una búsqueda
para dominar el arte de la animación. Cuando finalmente consigue financiación y
comienza a producir la cinta con un gran estudio, Disney plagia su trabajo para
hacer una película con otro ladrón como protagonista: ‘Alladin’. ‘The Thief and
the Cobbler’ nunca llego’ a terminarse. Gracias a un testimonio recientemente publicado, sabemos
que Williams tuvo mucho que ver en ello.
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Logo original de 'The Thief and the Cobbler' |
De esta fascinante historia habla en
profundidad “Persistence of Vision” de Kevin Schreck, un documental al que tuve la enorme suerte de ver en una proyección
privada que hizo su director para apenas
medio centenar de personas. El trabajo se
encuentra aún en desarrollo y espera contar
en el futuro con el testimonio al respecto del propio Williams, cosa nada fácil de conseguir. La cinta de Schreck, presenta a Richard Williams
como probablemente el animador más grande de la historia y lejos de ser un
panfleto, se dirige al público en general tratando la animación como una de las Bellas
Artes de nuestro tiempo. La historia de Williams y su pelicula, ejemplifica
como ninguna un aviso a navegantes para aquellos creadores que se pierden en el
mundo de lo ideal y son incapaces de concretar sus obsesiones en realidades… O por
el contrario, un artista que es fiel a su visión hasta sus últimas
consecuencias.
'El Salvador de la animación'
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El animador Richard Williams
en una foto reciente |
El canadiense Williams
es en efecto, un bastión independiente en el mundo de la animación, no a sueldo
de los grandes estudios que generalmente cuentan en su plantilla con los
mejores talentos. Dichos talentos coinciden en considerarle uno de los más
importantes maestros de la animación de la historia. Precoz como ‘cartoonist’, desde
muy joven trabajó profesionalmente como ilustrador y peregrinó a los estudios
Disney a que le dieran trabajo. Tras estudiar Bellas Artes en Canadá, se marchó a
vivir a España donde se ganó la vida como retratista. Luego se trasladó a
Londres para volverse a interesar por la animación. Siempre quiso mantener su
independencia como artista y entendió la animación desde el principio como un
arte con un valor independiente al de la industria del entretenimiento. Pero esto
no le previno de rendirse ante la maestría de los mejores animadores de Disney
y Warner Brothers. Persiguió a destacados profesionales como Art Babbit o Ken
Harris a los que consiguió traer de Estados Unidos para que le enseñaran ‘cómo
animar’.
Del
estudio de Richard Williams han salido aportaciones animadas a películas como ‘La
Pantera Rosa’, ‘La Carga de la Caballería Ligera’ (1968), Casino Royale o ‘El Graduado’.
A
cientos de premios obtenidos como animador en el mundo de la publicidad se le
suma un Oscar a la mejor cinta de animación que ganó en 1973 por ‘Canción de
Navidad’. Así fue que continuó aprendiendo durante toda su vida, hasta que en 1989 vuelve a recibir dos
Oscar (uno en una categoría técnica expresamente creada para él) por su trabajo
como director de animación en ‘Quién engañó a Roger Rabbit’. La verosimilitud
de las interacciones de los actores con el mundo animado creado por Williams, son una proeza técnica y artística nunca antes lograda. Tras recibir las estatuillas, en la
cumbre del éxito, se despidió diciendo: ‘Lo mejor está aún por llegar’. Se
estaba refiriendo a ‘The Thief and the Cobbler’ el proyecto que durante treinta
años, estaba en la recamara esperando su gran momento. Según recoge ‘Persistence of Vision’, la
dedicación y maestría de Williams era tal, que Art Babbit, (maestro de los
estudios Disney) afirmaba que Williams sostenía sobre sus hombros la responsabilidad
de ‘salvar la animación’. Desafortunadamente, Babbitt murió antes de poder ver
el fin (y beneficiarse de alguna contraprestación) de la que estaba llamada a
ser la película de animación más grande de la historia.
El discurso de Williams empieza en el minuto 4:30
La obra maestra que daba sentido a su carrera
‘The
Thief and the Cobbler’, el gran proyecto independiente de Richard Williams,
combinaba delicadas escenas interpretativas al gusto de maestros del cine mudo,
con otras de una complejidad visual de proporciones épicas nunca vista. En su
estudio en el Sojo londinense, Williams atesoraba los acetatos de la película. Entre
los trabajos para el filme, se contaba el diseño de una ciudad de unos nueve
metros de diámetro, para el que un pintor empleó un año de trabajo, o la
animación de un personaje con dedos de cuatro falanges (y llenos de anillos)
que hace malabares con un mazo de naipes. Las cartas fueron animadas y pintadas
a mano, una a una durante una animación de (al menos) veinticuatro dibujos por
segundo.
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Uno de los acetatos de la escena de los naipes |
‘Persistence of
Vision’ cuenta que el nivel de implicación
era tan exigente que algún trabajador de Williams, llegó al punto de ir
a visitar a su hijo recién nacido en su hora del almuerzo. Era eso o ‘ahí está
la puerta’, frase que le atribuyen sus trabajadores. Así era que ningún
otro proyecto era significativo para su director. Los premios eran solo una
herramienta para conseguir más trabajo y así poder invertir en su obra maestra,
la película que justificaba sus cuarenta años de dedicación a la animación.
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Dibujo de la ciudad dibujada por Roy Naisbitt, antes de ser pintada |
El comienzo del fin
Que los protagonistas fueran mudos y uno de
ellos en blanco y negro, era uno de los muchos factores que no ayudaban a la
película a conseguir financiación. Pero tras el éxito sin precedentes de ‘Quién engañó a Roger Rabbit’’, Williams
recibe finalmente una oferta de Bond Movies para producir y promocionar el
proyecto a gran escala. Tras treinta años de trabajo, Williams consigue al fin
el apoyo económico necesario para acabar la película. La noticia llega a oídos
de los estudios Disney que produce ‘Alladin’ con una estética basados más que
ligeramente en ‘The Thief and the Cobbler’. Gracias al documental de Schreck, sabemos que el trabajo de Williams no se vio afectado por esto.
Al contrario, él mismo no
cumple con las fechas de entrega por su tendencia a estirar la animación de las
escenas indefinidamente. Para rematar, se descubre en mitad de la
producción que la historia nunca fue planteada en storyboards en su
totalidad. La película parece estar completa, en la cabeza de su director solamente,
mientras que los animadores se dedican a producir secuencias inconexas. Finalmente en 1992, la productora cierra el estudio en un
desesperado intento por retomar las riendas y recuperar la inversión. Cientos
de miles de dibujos que no pudieron ser rescatados clandestinamente por los
animadores, fueron tirados a la basura y la película es descuartizada y terminada
de alguna manera por otro estudio más barato. La calidad decae notablemente en las
escenas ‘de relleno’, en las que los personajes terminan interpretando números
musicales. Por fin, la producción sale directamente a DVD como ‘Arabian Knight’. A ojos
del público se trata tan solo de un título mediocre, a la sombra del éxito alcanzado
por ‘Alladin’ de Disney.
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Comparativa con 'Alladin' de Disney |
Así acabó la que estaba llamada
a ser la película de animación más grande de la historia, en gran parte a causa
de la impotencia de su director para aceptar una realidad que fuera algo menos
de lo que él esperaba de ella.
Según ‘Persistence of Vision’ Williams se niega
a hablar en público de la película. Actualmente Se encuentra trabajando en
secreto en otro largometraje, su nueva ‘obra maestra’.
En
youtube existe el video de lo que fue la reedicion de la pelicula, con el titulo original y algo más respetuosa con las voces y los personajes originales.